-Feriartesanía reunió en Barbastro este fin de semana a 150 artesanos-
"Siento mucha admiración porque habéis sido capaces de organizar la feria durante veintiséis años, porque es la más importante en Aragón y una lección de la artesanía popular de este país", en estos términos se expresó María Victoria Broto, consejera de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, durante la visita a Feriartesanía, en el Recinto Ferial de Barbastro, ayer al mediodía. Más tarde, compartió la comida con los artesanos.
"Siento mucha admiración porque habéis sido capaces de organizar la feria durante veintiséis años, porque es la más importante en Aragón y una lección de la artesanía popular de este país", en estos términos se expresó María Victoria Broto, consejera de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, durante la visita a Feriartesanía, en el Recinto Ferial de Barbastro, ayer al mediodía. Más tarde, compartió la comida con los artesanos.
En la misma línea, no escatimó elogios: "Se nota que hay mucho mimo en su preparación porque es variada y de lo mejor en sectores de artesanía. He venido para verla y dar las gracias a los organizadores pos su capacidad para ofrecer esta muestra. A nivel personal, me encanta venir porque es el lugar adecuado para apreciar los trabajos de muchos artesanos".
Antonio Cosculluela, alcalde de Barbastro, destacó las características del certamen: "Es de las ferias que más satisfacciones dan a todos, organizadores, colaboradores y participantes. El Ayuntamiento y la IFB tenemos mucha suerte de contar con la implicación directa de la Asociación Cultural El Vivero porque son los artífices de reunir 150 artesanos con atractivos suficientes para que sea un éxito de público".
Balbina Campo, directora del certamen, y su esposo Pepe Noguero, han forjado muchos pequeños artesanos durante el último cuarto de siglo en la Escuela Taller "El Vivero", auspiciada por la Asociación que organiza Feriartesanía con el patrocinio del Área de Cultura del Ayuntamiento y la colaboración de la Institución Ferial de Barbastro.
Las valoraciones responden al éxito de la feria, "la gente se ha quedado alucinada en especial por técnicas novedosas como el acondicionamiento de muñecos de silicona que son muy parecidos a bebés naturales, talla de frutas y vegetales, porque son espectaculares". Al lado, ha habido artesanos que han asistido a casi todas las ediciones, entre ellos Joaquín Fumanal y Briansó "que no ha venido este año por motivos de salud".
Las claves de continuidad son sencillas, "se les da trato familiar y la asistencia del público está garantizada. La feria va a más gracias a los mismos artesanos que son los mejores transmisores en el boca a boca, impagable. No es casual la presencia de artesanos de casi cincuenta localidades diferentes. Además, por la relación precio y calidad debe ser una de las ferias más rentables en imagen y asistencia".
La técnica manual creativa de ciento cincuenta artesanos se ha mostrado durante este fin de semana al numeroso público que ha visitado la XXVI Feriartesanía. Uno de los certámenes más longevos de Aragón, entre los que tienen más aceptación popular por la variedad de los productos y la procedencia de los propios artesanos de 43 localidades españolas, Francia, Italia y Portugal.
La artesanía es un término medio entre el diseño y el arte, pero los oficios tradicionales cobran su protagonismo propio en una feria definida por las artes manuales. En este sentido, se ha presentado una amplia muestra en pintura, escultura, fundición, dibujo, grabado, alfarería, cerámica, cestería, esparto, tejidos, bisutería, artesanía del hierro, marquetería, madera, piedra, cerámica creativa, taracea, iconos, manualidades y pintura, entre una selección amplia de, hasta 66 modalidades diferentes.
"UN CÚMULO DE SORPRESAS"
Eugenio Monesma, cineasta oscense, visitó la feria por primera vez, "me parece genial que Balbina y Pepe hayan encontrado respaldos necesarios para seguir adelante con esta feria pionera. Lo mejor, es la motivación de la gente y ni siquiera la que se organiza en Zaragoza, previa a la Navidad, reúne a 150 artesanos. Aquí es impresionante y me ha llamado la atención el trabajo de la antigua técnica oriental de tallar flores en pieza de fruta. He visto a cuchareros y artesanos de toda la vida. He conocido al torneo de Fabara, que no lo conocía pero esta feria es un cúmulo de sorpresas".
"¡Este oficio se pierde!", espeta Pedro García, espartero de Fonz, "soy viejo y no hay quien me siga. A la gente no le interesa aprender. Llevo más de veinte años en este oficio que aprendí de pequeño". Cestas de monte, mochilas de campo, soplillos y cestas de esparto conforman parte de la muestra, "dedico muchas horas desde que me levanto hasta la noche. Esta feria es buenísima y vengo para disfrutar del ambiente aunque venda poco. Eso no me importa tanto".
José Cereza es peluquero de oficio, en Barbastro, y artesano "por devoción" porque solo dedica el tiempo libre, "aprendí estas cosas en la escuela y trabajo de todo un poco pero, eso sí, muy a gusto. Esta feria es estupenda y cada año ha ido a más. Se disfruta porque tienes ocasión de una buena convivencia y siempre es agradable que la gente conozca lo que haces".
El oficio de cucharero está entre los antiguos, "esto va a base de tiempo y paciencia pero hay que seguir para que no se pierda la cultura antigua. Llevo veinte años y soy autóctono, no me enseñó nadie. Todo es en madera de boj, la mejor para estas piezas". Al margen de la rentabilidad económica, "la gente compra las cucharas pero dedico muchas horas de tiempo. Respecto a la feria, me parece floja. Hace cuatro años que vengo y aquí vendo poco aunque tengo clientes", señala Miguel Clemente, de Nerín.
"EL HAMBRE AGUDIZA EL INGENIO"
Ángel Larrosa, de Sangarrén, no le da importancia a las ventas, "hago imitaciones de casas antiguas, bordas de montaña y pajares. Esta casa me cuesta 60 horas de trabajo y empleo material de desguace, retajos de pizarra de hoteles, piedra de cantera, puntas de pino"… Está jubilado y aprendió de un artesano de Boltaña, "hace años que vengo a la feria y me encuentro muy a gusto, siempre, disfruto y vendo alguna casa".
Manuel Arnal, viejo artesano de Labuerda, "llevo toda la vida desde que vine de la mili. Hago saleros, morteros, cucharas, azucareros, tapas de porrón… aprendí por mi cuenta, de cabeza ¡amigo!, el hambre agudiza el ingenio. Ahora soy viejo y tengo pocas ganas de trabajar pero vengo a gusto a la feria desde hace tres años".
Antonio Cosculluela, alcalde de Barbastro, destacó las características del certamen: "Es de las ferias que más satisfacciones dan a todos, organizadores, colaboradores y participantes. El Ayuntamiento y la IFB tenemos mucha suerte de contar con la implicación directa de la Asociación Cultural El Vivero porque son los artífices de reunir 150 artesanos con atractivos suficientes para que sea un éxito de público".
Balbina Campo, directora del certamen, y su esposo Pepe Noguero, han forjado muchos pequeños artesanos durante el último cuarto de siglo en la Escuela Taller "El Vivero", auspiciada por la Asociación que organiza Feriartesanía con el patrocinio del Área de Cultura del Ayuntamiento y la colaboración de la Institución Ferial de Barbastro.
Las valoraciones responden al éxito de la feria, "la gente se ha quedado alucinada en especial por técnicas novedosas como el acondicionamiento de muñecos de silicona que son muy parecidos a bebés naturales, talla de frutas y vegetales, porque son espectaculares". Al lado, ha habido artesanos que han asistido a casi todas las ediciones, entre ellos Joaquín Fumanal y Briansó "que no ha venido este año por motivos de salud".
Las claves de continuidad son sencillas, "se les da trato familiar y la asistencia del público está garantizada. La feria va a más gracias a los mismos artesanos que son los mejores transmisores en el boca a boca, impagable. No es casual la presencia de artesanos de casi cincuenta localidades diferentes. Además, por la relación precio y calidad debe ser una de las ferias más rentables en imagen y asistencia".
La técnica manual creativa de ciento cincuenta artesanos se ha mostrado durante este fin de semana al numeroso público que ha visitado la XXVI Feriartesanía. Uno de los certámenes más longevos de Aragón, entre los que tienen más aceptación popular por la variedad de los productos y la procedencia de los propios artesanos de 43 localidades españolas, Francia, Italia y Portugal.
La artesanía es un término medio entre el diseño y el arte, pero los oficios tradicionales cobran su protagonismo propio en una feria definida por las artes manuales. En este sentido, se ha presentado una amplia muestra en pintura, escultura, fundición, dibujo, grabado, alfarería, cerámica, cestería, esparto, tejidos, bisutería, artesanía del hierro, marquetería, madera, piedra, cerámica creativa, taracea, iconos, manualidades y pintura, entre una selección amplia de, hasta 66 modalidades diferentes.
"UN CÚMULO DE SORPRESAS"
Eugenio Monesma, cineasta oscense, visitó la feria por primera vez, "me parece genial que Balbina y Pepe hayan encontrado respaldos necesarios para seguir adelante con esta feria pionera. Lo mejor, es la motivación de la gente y ni siquiera la que se organiza en Zaragoza, previa a la Navidad, reúne a 150 artesanos. Aquí es impresionante y me ha llamado la atención el trabajo de la antigua técnica oriental de tallar flores en pieza de fruta. He visto a cuchareros y artesanos de toda la vida. He conocido al torneo de Fabara, que no lo conocía pero esta feria es un cúmulo de sorpresas".
"¡Este oficio se pierde!", espeta Pedro García, espartero de Fonz, "soy viejo y no hay quien me siga. A la gente no le interesa aprender. Llevo más de veinte años en este oficio que aprendí de pequeño". Cestas de monte, mochilas de campo, soplillos y cestas de esparto conforman parte de la muestra, "dedico muchas horas desde que me levanto hasta la noche. Esta feria es buenísima y vengo para disfrutar del ambiente aunque venda poco. Eso no me importa tanto".
José Cereza es peluquero de oficio, en Barbastro, y artesano "por devoción" porque solo dedica el tiempo libre, "aprendí estas cosas en la escuela y trabajo de todo un poco pero, eso sí, muy a gusto. Esta feria es estupenda y cada año ha ido a más. Se disfruta porque tienes ocasión de una buena convivencia y siempre es agradable que la gente conozca lo que haces".
El oficio de cucharero está entre los antiguos, "esto va a base de tiempo y paciencia pero hay que seguir para que no se pierda la cultura antigua. Llevo veinte años y soy autóctono, no me enseñó nadie. Todo es en madera de boj, la mejor para estas piezas". Al margen de la rentabilidad económica, "la gente compra las cucharas pero dedico muchas horas de tiempo. Respecto a la feria, me parece floja. Hace cuatro años que vengo y aquí vendo poco aunque tengo clientes", señala Miguel Clemente, de Nerín.
"EL HAMBRE AGUDIZA EL INGENIO"
Ángel Larrosa, de Sangarrén, no le da importancia a las ventas, "hago imitaciones de casas antiguas, bordas de montaña y pajares. Esta casa me cuesta 60 horas de trabajo y empleo material de desguace, retajos de pizarra de hoteles, piedra de cantera, puntas de pino"… Está jubilado y aprendió de un artesano de Boltaña, "hace años que vengo a la feria y me encuentro muy a gusto, siempre, disfruto y vendo alguna casa".
Manuel Arnal, viejo artesano de Labuerda, "llevo toda la vida desde que vine de la mili. Hago saleros, morteros, cucharas, azucareros, tapas de porrón… aprendí por mi cuenta, de cabeza ¡amigo!, el hambre agudiza el ingenio. Ahora soy viejo y tengo pocas ganas de trabajar pero vengo a gusto a la feria desde hace tres años".
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