La lluvia de los últimos días dio ayer paso a un sol radiante que acompañó en Barbastro la celebración el Domingo de Pascua de la Procesión del Encuentro Glorioso, que volvió a congregar a un buen número de fieles y a una nutrida representación de las ocho cofradías barbastrenses. En su segunda salida después de más de setenta años -el año pasado la Junta Coordinadora de Cofradías de la Semana Santa recuperó la procesión que Barbastro había celebrado hasta 1931-, la climatología obligó a realizar algunas modificaciones en el programa original.
Así, si bien el paso de Cristo Resucitado partió de la iglesia de San Francisco a hombros de representantes de todas las cofradías barbastrenses, no pudo salir también de ella la imagen de la Virgen de La Soledad, que no había podido regresar a su iglesia de origen por las lluvias, por lo que tuvo que iniciar su recorrido en la Catedral. Eso sí, tal como ya hiciera el año pasado, la talla de la Virgen modificó su vestuario y estrenó un bello manto blanco donado por una cofrade, un manto que descubrió en la Plaza del Mercado, al encontrarse con su Hijo resucitado.
El esperado encuentro estuvo presidido por el obispo de la diócesis Barbastro-Monzón, Alfonso Milián, y los presidentes de las cofradías barbastrenses.En el céntrico escenario concurrieron, por un lado, el paso del Cristo Resucitado, una talla adquirida el año pasado en un taller sevillano, precedido por los pendones de todas las cofradías barbastrenses y acompañado por las cornetas y tambores de la Banda de Cristo Resucitado, formada por todas las cofradías. Por el otro lado de la plaza llegó la Virgen de La Soledad, escoltada por los miembros de su cofradía titular, el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad, y su banda de tambores, bombos y cornetas. Tras una oración, dirigida por el Obispo, dos jóvenes cofrades soltaron unas palomas y los dos pasos se dirigieron, ya en una única procesión, hasta la Catedral, donde tuvo lugar la celebración de la Resurrección del Señor.
La Procesión del Encuentro Glorioso puso ayer el colofón final a la Semana Santa barbastrense, declarada de Interés Turístico Regional, que en esta ocasión ha estado muy condicionada por la climatología, ya que la lluvia obligó a suspender dos de las tres procesiones previstas el día de Viernes Santo, la de las Siete Palabras y la general del Santo Entierro. No obstante, todas las cofradías pudieron procesionar algunos de sus pasos los días precedentes.
El esperado encuentro estuvo presidido por el obispo de la diócesis Barbastro-Monzón, Alfonso Milián, y los presidentes de las cofradías barbastrenses.En el céntrico escenario concurrieron, por un lado, el paso del Cristo Resucitado, una talla adquirida el año pasado en un taller sevillano, precedido por los pendones de todas las cofradías barbastrenses y acompañado por las cornetas y tambores de la Banda de Cristo Resucitado, formada por todas las cofradías. Por el otro lado de la plaza llegó la Virgen de La Soledad, escoltada por los miembros de su cofradía titular, el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad, y su banda de tambores, bombos y cornetas. Tras una oración, dirigida por el Obispo, dos jóvenes cofrades soltaron unas palomas y los dos pasos se dirigieron, ya en una única procesión, hasta la Catedral, donde tuvo lugar la celebración de la Resurrección del Señor.
La Procesión del Encuentro Glorioso puso ayer el colofón final a la Semana Santa barbastrense, declarada de Interés Turístico Regional, que en esta ocasión ha estado muy condicionada por la climatología, ya que la lluvia obligó a suspender dos de las tres procesiones previstas el día de Viernes Santo, la de las Siete Palabras y la general del Santo Entierro. No obstante, todas las cofradías pudieron procesionar algunos de sus pasos los días precedentes.
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