El Rey, acompañado por el Príncipe de Asturias, ha presidido hoy la reunión bianual del Capítulo de la Orden de San Hermenegildo, tras la imposición de condecoraciones a representantes de los Tres Ejércitos y de la Guardia Civil.
La lluvia que caía desde primera hora de la mañana ha impedido la celebración de la tradicional ceremonia militar previa en la Lonja del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde todo estaba preparado para el desfile y la ofrenda floral ante el monumento en recuerdo de los que dieron su vida por España.
Don Juan Carlos y Don Felipe, que vestían el uniforme de capitán general y de comandante del Ejército de Tierra, respectivamente, han atravesado el Patio de Reyes y han sido recibidos por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y otras autoridades a la puerta de la Basílica, donde han hecho su entrada mientras el órgano del templo interpretaba el himno nacional.
Antes de la misa, oficiada por el arzobispo castrense, Juan del Río, el Rey ha impuesto ascensos y condecoraciones a representantes de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil ante los miembros de la Orden de San Hermenegildo, sus familiares e invitados de las órdenes militares de Calatrava, Santiago, Montesa y Alcántara, así como de la nobleza y de la diplomacia, que ocupaban la nave central.
La cruz de San Hermenegildo se otorga a los veinte años de servicio, la encomienda a los veinticinco y la placa a los treinta, en tanto que la gran cruz está reservada a generales y oficiales.
El Rey es soberano de la Orden de San Hermenegildo, a la que pertenece también el Príncipe de Asturias junto a militares de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil.
Tras la misa, Don Juan Carlos ha presidido la reunión bianual -cuyas deliberaciones no se hacen públicas- del Capítulo de esta Orden, creada en 1814 por Fernando VII para premiar la constancia en el servicio y la intachable conducta de los militares de distintas graduaciones.
La lluvia que caía desde primera hora de la mañana ha impedido la celebración de la tradicional ceremonia militar previa en la Lonja del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde todo estaba preparado para el desfile y la ofrenda floral ante el monumento en recuerdo de los que dieron su vida por España.
Don Juan Carlos y Don Felipe, que vestían el uniforme de capitán general y de comandante del Ejército de Tierra, respectivamente, han atravesado el Patio de Reyes y han sido recibidos por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y otras autoridades a la puerta de la Basílica, donde han hecho su entrada mientras el órgano del templo interpretaba el himno nacional.
Antes de la misa, oficiada por el arzobispo castrense, Juan del Río, el Rey ha impuesto ascensos y condecoraciones a representantes de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil ante los miembros de la Orden de San Hermenegildo, sus familiares e invitados de las órdenes militares de Calatrava, Santiago, Montesa y Alcántara, así como de la nobleza y de la diplomacia, que ocupaban la nave central.
La cruz de San Hermenegildo se otorga a los veinte años de servicio, la encomienda a los veinticinco y la placa a los treinta, en tanto que la gran cruz está reservada a generales y oficiales.
El Rey es soberano de la Orden de San Hermenegildo, a la que pertenece también el Príncipe de Asturias junto a militares de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil.
Tras la misa, Don Juan Carlos ha presidido la reunión bianual -cuyas deliberaciones no se hacen públicas- del Capítulo de esta Orden, creada en 1814 por Fernando VII para premiar la constancia en el servicio y la intachable conducta de los militares de distintas graduaciones.
@EFE
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